Marie Gouze, nacida en 1748 y conocida como Olympe de Gouges, fundó varias sociedades, entre 1790 y 1791, fraternales de ambos géneros y difundió sus ideas en artículos y manifiestos. Entre todos destaca su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, publicado en 1791. Olympe quiso dedicar su obra a María Antonieta, a la que consideraba una mujer oprimida como las demás. Este hecho, unido a su oposición a la ejecución de Luis XVI, provocó que fuese acusada de realizar actos contra la Revolución y condenada a morir en la guillotina en 1793.
El texto de Olympe de Gouges contiene un preámbulo y 17 artículos en los que se reivindica para la mujer los mismos derechos que la Declaración de 1789 reclamaba para el hombre. Con esta obra, su autora denunciaba implícitamente la situación de desigualdad de género que, de tan asumida, era pasada por alto incluso por parte de quienes decían defender la igualdad y querer acabar con los privilegios.
El texto de esta Declaración dice:
“1. La mujer nace, permanece y muere libre al igual que el hombre en derechos.
2.El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión.
3.El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es más que la reunión de la Mujer y el Hombre: ningún cuerpo, ningún individuo, puede ejercer autoridad que no emane de ellos.
4.La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que pertenece a los otros; así, el ejercicio de los derechos naturales de la mujer solo tiene por límites la tiranía perpetua que el hombre le opone; estos límites deben ser corregidos por las leyes de la naturaleza y de la razón.
5.Las leyes de la naturaleza y de la razón prohíben todas las acciones perjudiciales para la Sociedad: todo lo que no esté prohibido por estas leyes, prudentes y divinas, no puede ser impedido y nadie puede ser obligado a hacer lo que ellas no ordenan.
6.La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y Ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos; todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, por ser iguales a sus ojos, deben ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades y sin más distinción que la de sus virtudes y sus talentos.
7.Ninguna mujer se halla eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en los casos determinados por la Ley. Las mujeres obedecen como los hombres a esta Ley rigurosa.
8.La Ley solo debe establecer penas estrictas y evidentemente necesarias y nadie puede ser castigado más que en virtud de una Ley establecida y promulgada anteriormente al delito y legalmente aplicada a las mujeres.
9.Sobre toda mujer que haya sido declarada culpable caerá todo el rigor de la Ley.
10.Nadie debe ser molestado por sus opiniones incluso fundamentales; si la mujer tiene el derecho de subir al cadalso, debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna con tal que sus manifestaciones no alteren el orden público establecido por la Ley.
11.La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la legitimidad de los padres con relación a los hijos. Toda ciudadana puede, pues, decir libremente, soy madre de un hijo que os pertenece, sin que un prejuicio bárbaro la fuerce a disimular la verdad; con la salvedad de responder por el abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley.
12.La garantía de los derechos de la mujer y de la ciudadana implica una utilidad mayor; esta garantía debe ser instituida para ventaja de todos y no para utilidad particular de aquellas a quienes es confiada.
13.Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, las contribuciones de la mujer y del hombre son las mismas; ella participa en todas las prestaciones personales, en todas las tareas penosas, por lo tanto, debe participar en la distribución de los puestos, empleos, cargos, dignidades y otras actividades.
14.Las Ciudadanas y Ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o por medio de sus representantes, la necesidad de la contribución pública. Las Ciudadanas únicamente pueden aprobarla si se admite un reparto igual, no solo en la fortuna sino también en la administración pública, y si determinan la cuota, la base tributaria, la recaudación y la duración del impuesto.
15.La masa de las mujeres, agrupada con la de los hombres para la contribución, tiene el derecho de pedir cuentas de su administración a todo agente público.
16.Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada, ni la separación de los poderes determinada, no tiene constitución; la constitución es nula si la mayoría de los individuos que componen la Nación no ha cooperado en su redacción.
17.Las propiedades pertenecen a todos los sexos reunidos o separados; son, para cada uno, un derecho inviolable y sagrado; nadie puede ser privado de ella como verdadero patrimonio de la naturaleza a no ser que la necesidad pública, legalmente constatada, lo exija de manera evidente y bajo la condición de una justa y previa indemnización”.
A Olympe de Gouges, con su Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, se la considera en la actualidad iniciadora de la denominada primera ola del feminismo.
Mary Wollstonecraft, contemporánea de Olympe de Gouges, nació en Londres en 1739 y, al alcanzar la edad adulta, decidió dedicarse a la enseñanza. Fruto de sus experiencias y de la lectura del Emilio de Roussseau, publicó, en 1787, Pensamientos sobre la educación de las hijas. En él aplicaba las tesis pedagógicas de Rousseau a la educación de las niñas y reflexionaba sobre las dificultades que tenían que afrontar las mujeres instruidas para lograr una adecuada inserción social. Sin embargo, su obra más influyente es Vindicación de los derechos de la mujer, publicada en 1792. En esta obra, como Olympe de Gouges, reivindica la igualdad entre hombres y mujeres y se muestra crítica con las instituciones sociales que no respetan estos derechos.
(Francisco Ríos Pedraza. Historia de la Filosofía. 2 Bachillerato. Editorial Oxford. Madrid. 2023.Vicenta Llorca Darias)